Arroz caliente sin sal: pura paz en tu plato

El arroz blanco es la forma más sencilla de paz. No tiene nada de superfluo. Bien cocinado, queda suave, ligeramente pegajoso y cálido. Debe cocinarse en una proporción de 1:2, tapado y sin aditivos.
Come el arroz con cuchara, despacio, como si pesaras cada sorbo. No se trata de saciedad, sino de pausas.
Este plato es ideal para consumir antes de acostarse o cuando el día está sobrecargado de eventos externos. Es como una zona neutral donde no hay evaluaciones. Solo un momento de contacto con algo fundamental.
El arroz no despierta el apetito. Pero después, el cuerpo te lo agradece. En silencio, sin palabras.

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